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Constitución Española de 1978

La firma como emblema de honor y respetabilidad.

01
Diciembre 2021

La Constitución o también llamada Carta Magna de un Estado es un texto jurídico-político en el que se exponen los derechos fundamentales y libertades que todo ciudadano de un territorio posee, se incluyen además las pautas básicas y necesarias que garanticen la pacífica y justa convivencia dentro del mismo, velando principalmente por la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) y delimitando también las funciones de aquellos ciudadanos que ejerzan cargos políticos.

La historia de España recopila ocho textos constitucionales: Constitución de 1812, Estatuto Real de 1834, Constitución de 1837, Constitución de 1845, Constitución de 1869, Constitución de 1876, Constitución de 1931 y Constitución de 1978.

La vigente Constitución ratificada por el pueblo español en referéndum el 6 de diciembre de 1978 fue redactada y abalada por un total consenso conseguido entre las fuerzas políticas antípodas de ese momento. La Constitución de 1978 es el resultado de una transición política ejemplar, ordenada y exitosa del Estado español que dio gracias a este texto el paso de la dictadura a la democracia parlamentaria. El hito del consenso y su posterior ratificación por parte de la ciudadanía contrarió a las Constituciones previas que habían sido fruto de una sucesión de alternancias entre “liberales” y “conservadores” quienes sellaban según sus propias ideologías los nuevos párrafos.

El texto del 78 está firmado por el Rey Juan Carlos I, el presidente de las Cortes Antonio Hernández Gil, el presidente del Congreso de los Diputados Fernando Álvarez de Miranda y Torres, el presidente del Senado Antonio Fontán Pérez y el presidente del Gobierno Adolfo Suárez González.El valor de la firma-rúbrica no es sólo representar al titular ante términos legales expresando su conformidad frente a un texto, también es una de las máximas representaciones de la palabra del individuo, es un emblema de su honor y respetabilidad frente a los otros, sus trazados son testigos de un pacto que se compromete a cumplir, adquiriendo obligatoriedad y compromiso desde el momento en el que separa definitivamente el útil del documento.  La potencia del simbolismo de las firmas estampadas en toda Constitución alberga el deber de los firmantes con un país, un pueblo compuesto por millones de personas a las que afectará directamente cada una de las palabras de dicho texto y guiará así el funcionamiento de la vida en sociedad.

Además de la responsabilidad legal y de ser la representación gráfica del honor y de la palabra del individuo, la ejecución de la firma deja expone ante el Grafólogo el Yo íntimo de los sujetos, el Yo más sincero , aquel que muestra su verdadera esencia, y que en ocasiones difiere con el Yo social grabado en el texto del escribiente. Por esto mismo para llevar a cabo un estudio grafológico completo es indispensable el análisis del texto y de la firma del sujeto en cuestión, para así poder descifrar cómo es su comportamiento con el entorno que lo rodea y cómo se desenvuelve en la más próxima intimidad, y establecer si ambos se encuentran en consonancia.

 

Para profundizar sobre las Constituciones españolas a lo largo de su historia se recomienda consultar la página web del Congreso de los Diputados.

 

 

Lucrecia Di Santo.

 

 

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